Cuestión de pisadas



Hablemos claro. Los pies son una parte del cuerpo muy delicada. Sobre ellos se sustenta nuestra columna vertebral. Una mala pisada puede joderte para siempre. Andar es un acto que requiere comodidad, firmeza y, por qué no, seguridad. Por eso no entiendo que se compren zapatos "malos". Y cuando digo "malos" no digo "baratos". No. Hablo de esos zapatos pseudo-buenos, que venden algunas tiendas, supuestamente modernas, pero que sabes de sobra que ni te van a durar ni siquiera te van a proporcionar la mínima comodidad. 

También hablo de las marcas que dominan el mercado de lujo y que ofrecen ejemplares como el de la foto. Mucha suela roja, sí, pero unos tacones imposibles, con una postura forzada y absolutamente insana. Es hora de decir, así que lo digo, que hay zapatos que nadie en su sano juicio debería ponerse. 

¿Nos pondríamos un corsé en estos tiempos? ¿Nos enfundaríamos una tela recia, tiesa y áspera? Creo que no, salvo que fuéramos masoquistas. Aunque hay mucho masoquista en esto de la moda. Pues con los zapatos ocurre lo mismo. Más allá de ocho centímetros de tacón resultan insoportables. Y eso, acompañados de una buena plataforma, una horma adecuada y un material natural y de calidad.

Ciertas circunstancias han encumbrado un modelo de zapatos absolutamente alejados de lo que significa comodidad, belleza y elegancia. Como la moda es así, corremos todas en pos de un ideal que luego resulta ser un auténtico coñazo. Por eso, en zapatos siempre pienso que hay que gastar con cabeza y que hay que buscar marcas de calidad y sin tonterías. Sabemos cuáles son. Están contrastadas. Son españolas. Algunas están en el este de España, pero otras viven en Andalucía, como en Valverde del Camino, donde hacen no solamente botas y botos, sino unas sandalias con piel ecológica, que no pesan nada y que son maravillosas. Hay marcas que aúnan lo cómodo, con lo bonito y con lo natural, como Hispanitas, Clarks, Pitillos, Fluchos, Hush Poppies....Pero también hay mucho camelo, con blogs y posturitas en la red que son auténticos mamarrachos.

Ah, y olvídate de los Manolos, los Laboutin y los Gucci. Quedan mejor en el cine que en los pies. Claro, como ellas van en limusina...No hace falta gastarse trescientos ni cuatrocientos euros en unos zapatos para ir bien. Tampoco te excedas en los tacones. Si eres bajita, parecerás que eres un pollo encima de un palo y si eres alta no lo necesitas. Un término medio es algo que siempre tiene éxito. Y, sobre todo, no te dejes llevar por el deseo de impresionar. Los zapatos están hechos, como decía Nancy Sinatra, para caminar. Y recuerda el proverbio cubano que dice: "Mejor sentado que acostado; mejor de pie que sentado; mejor andando que de pie; mejor corriendo que andando". Pues eso.


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