Un hombre de verdad


¿Quién no ha oído alguna vez esta frase? ¿O la ha pronunciado? Quiero tener a mi lado a un "hombre de verdad". Paso de niñatos, no me gusta tener que darle el biberón al tipo que comparte mi vida. No soy su madre, ni su hermana, ni su amiguita del alma. Soy su compañera, su amante, su mujer. 

Frases recurrentes, confiésalo. Lo has pensado, lo has dicho, lo has escuchado, lo has vivido. Las mujeres siempre andamos un paso por delante de los hombres. Incluso en la insatisfacción de sentir que merecemos más. Somos más intensas en casi todo. También en los odios, las venganzas, el despecho. Ellos son diferentes. Y hay que aceptarlo, porque, en caso contrario, la decepción está a la vuelta de la esquina. 

Pero ¿qué entendemos por un hombre de verdad? ¿Qué significa esta expresión? En eso, como en todo, cada una de nosotras tiene una respuesta. Y no siempre esa respuesta coincide con la de otras mujeres. Cada una de nosotras, recuérdalo, tiene su "hombre de verdad" propio y específico. 

Por eso, la pregunta pertinente es: ¿Cómo es "mi hombre de verdad"? 

A ello voy:

Mi HDV ("hombre de verdad") es atractivo. No necesariamente guapo, ni musculoso, ni deportista, ni alto, ni fuerte. Simplemente atractivo, es decir, que atrae, que tiene "algo" que te impulsa a mirarlo, a desearlo, a decirte a ti misma "ay, qué mordisco le daba, si pudiera". 

Mi HDV es sencillo. No ampuloso, ni egocéntrico, ni lleno de presunción, ni vanidoso, ni poseído por la manía de ser el mejor en todos los casos, ni de querer llevárselo todo por delante. Sencillez real, la que nace del convencimiento de que todos tenemos algo que ofrecer. 

Mi HDV es leal. La lealtad significa que nunca engaña, que no anda con subterfugios, que no está lleno de dobles intenciones, que no esconde a sabiendas, que no traza líneas divisorias entre la realidad y su vida. Lealtad es, a la vez, sinceridad y respeto por los demás. 

Mi HDV es imaginativo. Tiene ganas de hacer cosas, de crear, de inventar, de investigar, de andar, de proseguir, de estudiar, de expresar, de buscar, de disentir, de comenzar, de culminar. Está en permanente ebullición, como una sopa al fuego. 

Mi HDV es cariñoso. No quiere decir que sea pegajoso, ni que vaya soltando frasecitas amables por doquier, ni que a todas las llame "encanto", "cielo" o "cherie", más que nada para no equivocarse de nombre. No. Cariñoso significa afectuoso, significa que te abraza, que te siente cerca de él, que no huye de tus caricias. Que te besa cada vez que puede. 

Mi HDV es trabajador. No me gustan los vagos, los que suspiran siempre por tener vacaciones, los que no valoran su trabajo. Prefiero que pongan interés en lo que hacen, que se entreguen a su tarea, que le den importancia a su aportación a la sociedad, que exploten al máximo su talento. Y que apoyen el tuyo, claro. 

MI HDV es culto. No esa cultura que se basa en lo que uno oye y no procesa. En leer titulares o comentar lo obvio. No, me gusta la cultura de verdad, la que se consigue después de mucho leer, mucho pensar, mucho reflexionar, mucho escuchar a quien tiene algo que decir. 

Mi HDV es divertido. La alegría es una parte de su vida. Le gusta reír y, cuando ríe, su risa es un estallido que lo inunda todo. Si ríe a mi lado me siento la única mujer del mundo y si ríe cuando me besa, siento que ese beso está lleno de música y de letra y de acordes que nunca terminan de salir a la luz. Su alegría es contagiosa y es libre y es sana. 

MI HDV es bondadoso. Siente compasión por los que sufren y no desprecia a los que son menos que él, ni presume ante nadie. Su bondad es natural y sencilla, no necesita expresarla públicamente, es íntima y llena de secretos, es una bondad que va hacia el interior de su espíritu y que lo hace todo más fácil y más limpio. 

MI HDV es generoso. Generoso con sus sentimientos, con las cosas que posee, con su talento, con él mismo. Es capaz de entregarse a su trabajo y es capaz de entregarse a los demás si es necesario. Es generoso con los demás y por eso mismo recibe lo que otros le ofrecen con naturalidad y sin mezquindades. 

MI HDV me ama absolutamente. Este, que escribo al final, es el requisito primero, el más importante. Porque, si no me ama hasta el fondo, hasta el final, si no me ama tal y como soy, si no me ama de verdad, entonces todo sobra. Porque no hay nada que me una más a la otra persona que el sentimiento correspondido, el sentimiento mutuo, la pasión que nos enlaza y ya sabemos, porque lo dijo Lawrence, que "los lazos del amor son difíciles de desatar". 

Sé que me diréis que todo esto es muy difícil. Claro que sí. Pero ¿por qué conformarse con menos? Si bajas el listón puedes encontrarte a ras del suelo y darte un buen tropezón. Y, si te fijas, existe. Pero hay que saber mirar. 

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