Ligues


(Jack Vettriano)

Abro el Twitter y salta un tuit promocionado invitándome a encontrar el ligue perfecto. Y no uno solo, no, qué va, unos cuántos, a elegir, como en la sección de bolsos de unos grandes almacenes en rebajas. En Facebook, días después, me llega la amable invitación de alguien que me pide un Megusta para una página de contactos. El lema de la página es atronador: “Ninguna mujer sola en casa un sábado por la noche”. El lema se acompaña con la foto de una rubia neumática que mira a la cámara con una expresión entre zorruna y bobalicona. Me pregunto cómo es posible que esta chica necesite la página para salir de noche. Incógnitas de la publicidad. Las mismas que me surgen cuando veo los anuncios de cremas antiedad con el rostro de treintañeras de piel perfecta. 

En la edición de papel de un periódico de rancio abolengo descubro el anuncio de una acreditada firma de citas a ciegas. Con su cata de vino y todo. Y su cosa literaria: las mesas tienen nombres de poetas, todos ellos muertos, supongo que por evitar demandas. Participar en el jueguecito importa una cantidad similar a un arreglo capilar de mechas con papel de plata en una peluquería de lujo. 

Un digital de contenido político, lleno de sesudos comentarios y constantes diatribas entre esto y aquello, incluye no menos de tres referencias publicitarias a un club de singles que organiza excursiones, viajes y parafernalias similares. Los participantes, según se aclara con sumo detalle, son todos ellos gente “inquieta”, y “positiva”, dos adjetivos repetidos en el atrayente letrero que acompaña a las fotos de un autobús en ruta, que se dirige no se sabe dónde pero sí para qué. Para que los singles vuelvan convertidos en long plays. Aclara que el autobús se ofrece a personas “de todos los sexos”. 

No sé. Por unos momentos he apreciado una conjura interestelar para buscarme un novio. Todos los anuncios parecen sugerir la existencia de una legión de hombresdemissueños dispuestos a todo, en plan “caravana de mujeres”. ¿Cómo demonios se han enterado estos de que estoy libre como un taxi en días de verano y en la tórrida soledad de Sevilla? 

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