Paquete básico de envidia


Este es un tema delicado. Simone de Bouvoir, nada sospechosa de ser machista, ni siquiera de mostrarse complaciente con el género masculino, opinaba que las propias mujeres se hacían un flaco favor a sí mismas con esa actitud de machacarse entre sí. No generalicemos, eso está feo. Digamos, para ser más científicos, que hay algunas mujeres que, por motivos varios, desarrollan unos sentimientos de aversión hacia las otras mujeres de forma que eso se manifiesta en sus opiniones y, sobre todo, en sus conductas. 

El esquema clásico es cuando te interesa un tipo y pones a caldo a todas las damas y mujeres del común que el tal caballero (o lo que sea) frecuenta. En lugar de pensar que no te conviene para nada tratar con un merodeador, vuelvas tu odio contra ellas, que ni tienen la culpa y que, encima, bastante desgracia tienen con haber caído en semejantes garras. Pero eso es lo que llama una amiga "el paquete básico de envidia". Es decir, mostrarse básicamente envidiosas, a modo de zorras vengativas según determinada película que ha sentado cátedra al respecto (1). 

Hay, no obstante, muchas derivaciones de la envidia interfemenina: también puede observarse latente y palpable en el ámbito laboral. Sabido es que triunfar en tu profesión y tener alrededor un cierto número de mosconas ansiosas de que fracases es todo uno. No digamos nada si has conseguido, encima y para más inri, aunar familia, trabajo y éxito, todo en un pack. Si estás en este caso vas directamente a la lapidación televisada. 

Una manifestación muy corriente de este estado de agitación envidioso-mujeril está en las segundas parejas. O las terceras. En las parejas de nuestros ex. Si tu ex tiene otra pareja te va a faltar tiempo para sacarle defectos, intentar meter baza de alguna forma y soltarle al ex frases del tipo "pues esta no te va a querer como yo". A lo que el señor, si fuera valiente, respondería "pues de eso se trata". Pero no dirá nada. Porque una característica del envidioseo es que "ellos", cuando se trata de paquetes básicos envidioamorosos, no dicen esta boca es mía, más que nada porque prefieren la tranquilidad de la no agresión que el vaivén de la defensa propia. 

En este punto deberíamos preguntarnos cuánta energía gastamos en envidiar a las otras. Cuánto rencor, resentimiento, odio, desagrado, almacenamos. Con lo que eso envejece y desgasta. Nuestras ocupaciones deberían orientarse a otros objetivos, mucho más prácticos, positivos y llenos de buenas vibraciones. Pero nos empeñamos en focalizar nuestras frustraciones en otras personas (mujeres, claro) que han logrado algo que nosotras no tenemos o que, simplemente, han sido más favorecidas en la lotería de la vida. 

Por si sirve de algo: el paquete básico de envidia es una pérdida de tiempo para la que lo posee. Solamente te traerá tristezas, disgustos y arrugas. Mucho mejor pensar en que algunas de tus cosas (no todas, no te pases) son tan interesantes, deseables, fantásticas y hermosas, como las de la rival mejor situada en la parrilla de salida. Y, si no lo son, tampoco deberías preocuparte. Lo dijo un maestro: Nadie es perfecto. Y no me preguntes quién lo dijo, por Dios. Pregúntale a Garci. 

(1) "La boda de mi mejor amigo": las zorras vengativas son las hermanas gemelas primas de la novia que van a actuar de damas de honor en la boda de Cameron Díaz y Dermot Mulroney a la que asiste, con alto grado de cabreo, Julia Roberts, con toda la intención de desbaratarla si pueda y si la ayuda de Rupert Everett es suficientemente efectiva. 

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