Es un dolor tan grande



(Ilustración: Sophie Griotto)


Es un dolor tan grande. Empieza en el estómago. Se para ahí un momento, te aniquila. Luego se vuelve y traspasa las piernas, los brazos. Cuando llega a los dedos, se marchan las palabras. Huyen de ti, no saben, no pueden asomarse, se escapan sin remedio. A veces te busca el corazón. En el centro del cuerpo se detiene y ya no sabes si llorar o gritarle. Pedirle que te ame, aunque sea solo el tiempo de descansar de este abrupto dolor que no se rinde. 

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