Calcetines


Los calcetines son esa cosa fea, horrorosa, que nos ponemos en los pies. Quizá alguna de vosotros piensa que son divertidos o, incluso, sexys. Pero no es verdad. Un trozo de lana o de algodón o de lycra instalado al final de las piernas, de forma inopinada, sin venir a cuento. Eso es lo que son los calcetines, aditamentos absurdos que se inventaron para que no pasáramos frío. 

Cuando era una niña llevaba siempre calcetines cortos y las piernas al aire. Los leotardos, esa cosa horrible y de lana que pica tantísimo, eran aborrecibles, indeseables, imposibles, detestables. Todos los ables del mundo aplicados a esa prenda. Los calcetines cortos eran pasables (otro able) y con ellos correteaba, saltaba y andaba al revés. 

Pero, cuando te haces mayor, no sabes que hacer con los pies básicamente. Disimulas con esos calcetines invisibles que son tan poco atractivos o te decides a lanzarte al abismo con cosas atrevidas y llenas de colores. En cualquier caso, no sacaremos partido a nuestros pies con calcetines. Y esperaremos, sí, el momento de la liberación, el tiempo en que, con el sol en las piernas y en el aire, lancemos al aire el calcetinismo para abrazar la libertad de andar descalzos.

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