Soy tan ordenada como Marie Kondo


No sé si me creeréis pero, antes de conocer a Marie Kondo, antes de que se hablara de ella, antes de todo, yo ya había llegado a algunas conclusiones sobre el tema del orden en la casa. Y esas conclusiones se parecen mucho a las de esta señorita tan pizpireta que ha publicado su libro y ha dejado boquiabiertas a muchas personas que no se habían enterado de cosas elementales y que hacen la vida más confortable. ¿Qué ideas de Marie Kondo aplico yo en mi vida cotidiana desde hace mucho tiempo?

El orden de los armarios y cajones. La forma de que no andes todo el día buscando prendas y dejándolo todo desarmado es, precisamente, tener una buena visibilidad de tus pertenencias. Y para eso no vale apilar sin más. Hay que buscarse un truco para que esté a la vista aquello que constituye tu armario cotidiano. Lo primero por tanto es seleccionar aquello que vas a usar durante la temporada y desechar lo demás. El expurgo. Como si fuera una biblioteca, en la que hay que aligerar los libros porque si no, se convertiría en un almacén. Seleccionas en función de lo que te apetezca ponerte, de la experiencia del año anterior (algo que no te pusiste la temporada pasada no creo que vayas a usarlo en la actual), de la moda y de los criterios que tú consideres. 

Una vez seleccionada la ropa, tanto interior, como exterior, viene la colocación. Doblar de modo conveniente lo que no se arruga al doblarlo y colgar lo que es necesario tener colgado. En los cajones la disposición de las prendas dobladas tiene que ser cuidadosa y adecuarse al espacio. Yo coloco los pañuelos y foulards enrollados en cajones y siempre encuentro rápido lo que busco. Uso cajas de cartón duro de colores para las bufandas, también enrolladas o, si son muy gruesas, dobladas. Otras cajas contienen los guantes, ordenados por colores. Los cajones de calcetines se clasifican según su grosor y color. Las medias, enrolladas como si tuvieran un eje central, por grosor y color también. Después las camisetas, jerseys finos, quedan muy bien dobladas en horizontal en cuatro partes, de manera que abres el cajón y las ves todas, porque la fila de abajo asoma en su mitad. Los pantalones también los doblo y los coloco en forma de pirámide, siempre apareciendo una parte de cada uno para no perderlos de vista. 



¿Qué hay que colgar sin duda alguna? Las prendas de abrigo, por ejemplo, organizadas por el tipo de tejido. Los plumíferos. Los cárdigans cuando son muy gruesos. Los vestidos. En el caso de las camisas, aunque pueden doblarse perfectamente y quedan bien, yo prefiero colgarlas organizadas por colores y texturas. 

Hay algunos trucos que son útiles para la ropa interior. Una caja de sujetadores, por ejemplo, que puede cambiar por temporadas. En verano se usan más los de colores y en invierno los de tonos neutros (al menos yo lo hago así). En cuanto a las braguitas, si se doblan en cuatro partes ocupan poco sitio, se colocan luego en vertical y se disponen en los cajones según frecuencia de uso y utilidad: las de pantalones, las de vestidos, las de noche. Con respecto a colores aquí las gamas son más sencillas de distinguir. 

Desechar lo que no sirve (regalarlo, donarlo, guardarlo en trasteros para mejor ocasión), seleccionar lo que se va a usar, ordenar cada día y no esperar al fin de semana para acumular la tarea, usar cajas, recipientes que te ayuden a que ese orden sea más lógico, así como adquirir el hábito de colocar  cada día las cosas en su sitio, son detalles que te harán las cosas más fáciles y convertirán tu casa en un sitio siempre agradable. Y ese orden, si lo trasladas a la cocina, al baño, etc., todavía será más entretenido y adecuado. Al menos, así lo hago yo y estoy encantada. 

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