Corbatas

Con toda seguridad la mujer que mejor lleva las corbatas es ella, Diane Keaton. Las puso de moda en la mítica  película de Woody Allen "Annie Hall" y la incorporó a su vestuario desde entonces. La Keaton no es solamente elegante, sino que tiene estilo. El estilo es algo que no se compra ni se vende, que va cosido a la persona y que no puede imitarse. Lo tienes o no lo tienes. Sin más. 

Yo misma he llevado corbatas siendo muy jovencita en unos años en los que estaban de moda. Tenía varias. Eran finitas y de piel, negras, rosas, azul cobalto. También las tenía con pequeños estampados, de cashemere y con florecitas. Mi padre les hacía los nudos con precisión y acierto. Y yo las llevaba al instituto y luego a la universidad, con chaleco, con pantalones anchos y con camisas masculinas. Una gozada. 

Estos días he pensado en lo femenina que resulta una corbata bien llevada. Y también en que no sé hacerles el nudo. Si volviera a usarlas tendría que buscar uno de esos tutoriales de Internet en los que apareciera, paso a paso, la manera de hacerla. No sé qué tipo de nudo escogería pero, en todo caso, ya no sería seguramente lo mismo. 

No ha sido Diane Keaton la única actriz en vestir ropa masculina en el cine. Estaba, antes de ella, Katherine Hepburn y, en plan conquista del Oeste, la propia Doris Day como Juanita Calamidad o, más trágica, Joan Crawford, que en la lírica "Johnny Guitart" peleaba vestida de hombre contra Mercedes McCambridge, aunque su corazón latía como el de una mujer. No sé, sin embargo, por qué resulta tan femenino el hecho de llevar corbata o de vestir de hombre, pero es así y así resulta a los ojos de muchos hombres. Los caminos de la feminidad son insondables. Y la moda lo sabe.

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